Pedro Vizcay/DIARIO DE LEÓN
No ha comenzado bien la temporada de caza del jabalí abierta desde el 21 de septiembre. Los primeros ganchos y monterías que se han realizado en la mayoría de acotados que cuentan con éste animal en sus planes cinegéticos se han saldado con pocos cochinos abatidos, aunque y como siempre si que se han visto animales. Tampoco eran de prever grandes resultados habida cuenta que, en estos primeros lances de la temporada, los perros se muestran incapaces de batir el monte tras una larga y obligada inactividad.
La intensa sequía y el calor agobiante finales de verano y comienzo del otoño no favorecen las cacerías, pero si llegan las esperadas lluvias los resultados van a mejorar de forma sensible. Las lluvias de primavera habían poblado el monte de abundante hierba que, pese a la sequía del verano, perdura allí donde ha sido respetada por los incendios y la cosecha de bellota es realmente muy abundante. El problema es que este fruto no cae todavía de los árboles y, por tanto, tan solo pueden comer en los matorrales bajos de roble y encina.
Pese a que los acotados prefieren reservar las monterías para mas adelante, el deseo de los cazadores de reencontrarse con el monte han permitido bastantes ganchos a lo largo de estas dos semanas. El hecho de que se abra un día de diario carece de importancia, pues para realizar una montería es necesario el correspondiente permiso y éstos tienen un número limitado en cada acotado de cuerdo con el plan cinegético.
Novedades y previsiones
La afición a las monterías de jabalí, especialmente desde que la caza menor ha sufrido una fuerte caída, ha ido en aumento de forma que una gran mayoría de cuadrillas se dedican preferentemente a esta especialidad cinegética. En esta temporada se esperan buenos resultados. Para el 25 de octubre se abrirá la perdiz y, al menos durante las primeras jornadas, muchas escopetas se dedicarán a perseguir a la «patirroja» pero y hasta entonces el jabalí ocupará los fines de semana. En los montes de roble y encina se aprecia bastante huella, lo que permite augurar buenos resultados. El peligro de que los animales abandonen el monte y se dirijan a los campos de maíz por escasez de alimento, lo que no sucedería si lloviese y comenzaran a caer las bellotas. En bastantes acotados se intenta evitar este éxodo cebando con grano o manzanas que se depositan en el interior del bosque.
Al menos hasta la fecha no parece que los jabalíes hayan entrado en los campos de maíz de forma masiva. Se aprecia menos huella que el año pasado y los accidentes de tráfico provocados por las migraciones del monte al campo, especialmente en ciertos lugares de paso se han reducido. Y ello a pesar que la maduración del cereal está muy adelantada, pero también pesa el que todavía se encuentren a gusto en el monte, especialmente en las zonas donde abunda el agua.
Como importantes novedades a tener en cuenta para esta campaña está la obligatoriedad de señalizar convenientemente las carreteras y accesos a las zonas donde se esté realizando una montería. Se trataría así de dar a conocer la cacería para que transeúntes y vehículos extremen la precaución, tanto por los disparos como por el peligro de animales cruzando las vías públicas. Otra novedad es la obligación de portar prendas de vestir reflectantes. Los batidores que acompañan a los perros ya estaban obligados a portar chalecos reflectantes, pero ahora son también los cazadores los que deben llevar alguna prenda, que puede ser una gorra y no necesariamente un chaleco, que destaque sobre el entorno. Se trata así de que los puestos estén bien destacados para evitar que alguien pueda disparar sobre ellos.
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